sábado, 26 de abril de 2014

Hiperespacio: Una odisea científica

Hiperespacio: Una odisea científica



¿Existen las dimensiones superiores?. ¿Existen mundos invisibles más allá de nuestro alcance, más allá de las Leyes normales de la Física?. Aunque las dimensiones superiores han sido exclusivamente reino de charlatanes, místicos y escritores de ciencia-ficción, muchos físicos teóricos serios creen ahora que no solo existen estas dimensiones superiores sino que pueden explicar algunos de los secretos más profundos de la naturaleza. Aunque hacemos hincapié en que no hay en la actualidad ninguna evidencia científica para estas dimensiones superiores, en principio podrían resolver el último problema de la física: la unificación final de todos los conocimientos físicos a nivel fundamental.
Mi propia fascinación por las dimensiones superiores comenzó en mi más tierna infancia. Uno de los recuerdos más felices de mi niñez era agacharme cerca del estanque del famoso Jardín de Té japonés en San Francisco, hipnotizado por las carpas brillantemente coloreadas que nadaban lentamente bajo los lirios de agua. En esos tranquilos momentos, me preguntaba a mí mismo una simple cuestión que solo un niño podría hacer: ¿Cómo vería la carpa de ese estanque el mundo que la rodea?. Pasando toda su vida en el fondo del estanque, la carpa creería que su “Universo” constaba de agua y lirios; sería solo vagamente consciente de que podía existir un mundo extraño justo sobre la superficie. Mi mundo estaba más allá de su comprensión. Estaba fascinado ya que podía sentarme sólo a una pocas pulgadas de la carpa, y aún estaríamos separados por un inmenso abismo. Concluí que si había algún “científico” entre las carpas, se burlarían de cualquier pez que propusiese que podía existir un mundo paralelo justo sobre los lirios. Un mundo invisible más allá del estanque no tenía sentido científico. Una vez imaginé qué pasaría si bajamos y de pronto sacásemos a uno de los “científicos” carpa fuera del estanque. Me preguntaba, ¿Cómo actuaría la carpa ante esto?. El asustado “científico” carpa contaría una historia verdaderamente sorprendente, sobre cómo fue sacado de alguna forma del Universo (el estanque) y arrojado a un misterioso inframundo, a otra dimensión de luces cegadoras y objetos de extrañas formas que ninguna carpa había visto antes.
Lo más extraño de todo era que las enormes criaturas responsables de esta atrocidad, no se parecían a un pez en lo más mínimo. Sorprendentemente, no tenían aletas, pero aún así podían moverse sin ellas. Obviamente, las Leyes normales de la Física ¡no se aplicaban en este inframundo!.
La Teoría del Todo
A veces creo que somos como la carpa que vive contenta en el fondo del estanque; pasamos nuestra vida satisfechos de nuestra ignorancia sobre otros mundos que podrían coexistir con nosotros, sonriendo ante cada sugerencia de Universos paralelos.
Todo esto ha cambiado de forma drástica en los últimos años. La teoría de espacios dimensionales superiores podría convertirse en la pieza central que nos abra las puertas del origen del Universo. En el centro de esta revolución conceptual está la idea de que nuestro Universo, con sus tres dimensiones normales, es “demasiado pequeño” para describir la miríada de fuerzas que gobiernan nuestro Universo. Para describir nuestro mundo físico, con su prácticamente infinita variedad de formas, se requerirían bibliotecas completas desbordadas con montañas de revistas técnicas y pilas de oscuros libros de texto. El objetivo final de la física, según creen algunos, es tener una ecuación o expresión a partir de cuyos principios básicos podamos derivar este colosal volumen de información. Hoy día, muchos científicos creen que hemos encontrado la “Teoría de Campo Unificado” que esquivó a Einstein durante los últimos 30 años de su vida.
Aunque la teoría de espacios dimensionales superiores no ha sido verificada (y, como veremos, sería prohibitivamente costoso probarla experimentalmente), casi 5000 artículos, según el último recuento, se han publicado dentro de la literatura física sobre estas teorías de dimensiones superiores, comenzando con los artículos pioneros de Theodore Kaluza y Oskar Klein en los años 20 y 30, pasando por la Teoría de la Supergravedad de los 70, y por fin a la Teoría de Supercuerdas de los 80 y 90. De hecho, la Teoría de Supercuerdas, que postula que la materia consiste en diminutas cuerdas vibrando en el hiperespacio, predice el número exacto de dimensiones de espacio y tiempo: 10.
¿Por qué no podemos ver la Cuarta Dimensión?
Para comprender estas dimensiones superiores, recordamos que son necesarios tres números para localizar cada objeto del Universo, desde la punta de tu nariz hasta el confín del mundo. Por ejemplo, si quieres quedar con unos amigos en Manhattan, les dices que os encontrareis en el edificio que hace esquina en la 42 con la Quinta Avenida, en la planta 37. Se necesitan dos números para localizar tu posición en un mapa, y un número para especificar la distancia sobre el mapa. De esta manera son necesarios tres números para especificar la localización de tu almuerzo. (Si nos encontramos con nuestros amigos por la tarde, entonces se necesitan cuatro números para especificar el lugar y la hora del encuentro).
Sin embargo, aunque lo intentemos, es imposible para nuestros cerebros visualizar la cuarta dimensión espacial. Los ordenadores, por supuesto, no tienen problemas en trabajar con N dimensiones espaciales, pero las dimensiones espaciales más allá de la tercera simplemente no pueden ser conceptualizadas por nuestros débiles cerebros. (La razón para este desafortunado accidente tiene que ver con la biología más que con la física. La evolución humana puso como meta ser capaz de visualizar objetos moviéndose en tres dimensiones. Había una presión selectiva sobre los humanos que podían esquivar las embestidas de los tigres dientes de sable o arrojar lanzas contra un mamut a la carga. Dado que los tigres no nos atacan en la cuarta dimensión espacial, simplemente no era una ventaja desarrollar un cerebro con la capacidad de visualizar objetos que se movieran en cuatro dimensiones).
Encontrar un ser de dimensiones superiores
Para comprender algunas de las alucinantes características de las dimensiones superiores, imagina un mundo bidimensional, llamadoPlanilandia (como en la célebre novela de Edwin A. Abbott) similar a un mundo existente en un tablero liso. Si uno de los planilandios se perdiese, podríamos buscar rápidamente por toda Planilandia, tratando de ver directamente dentro de las casas, edificios, e incluso lugares ocultos. Si uno de los planilandios se pone enfermo, podríamos alcanzar directamente su interior y realizar una operación sin cortar su piel. Si uno de los planilandios es encerrado en la cárcel (la cual es un círculo que rodea al planilandio) podemos simplemente “recortar” a la persona fuera de Planilandia hacia la tercera dimensión y colocar de nuevo al planilandio en cualquier otro lugar. Si nos volvemos un poco más ambiciosos y hundimos nuestros dedos y brazos a través de Planilandia, los planilandios solo verían círculos de carne planeando a su alrededor, cambiando constantemente de forma y uniéndose a otros círculos. Y finalmente, si arrojamos a un Planilandio a nuestro mundo tridimensional, el Planilandio solo vería dos secciones dimensionales cruzadas de nuestro mundo, es decir una alucinación de círculos, cuadrados, etc. que cambian constantemente de forma y se unen. Ahora imagina que somos seres “planilandios tridimensionales” visitados por un ser de dimensiones superiores. Si nos perdemos, un ser de dimensiones superiores podría buscar en todo nuestro Universo de una sola vez, tratando de mirar directamente en los lugares ocultos más recónditos. Si nos ponemos enfermos, un ser de dimensiones superiores podría llegar a nuestro interior y realizar una operación sin cortar nuestra piel.
Si estamos en una cárcel de máxima seguridad a prueba de fugas, un ser de dimensiones superiores podría simplemente “arrancarnos” a una dimensión superior y redepositarnos en cualquier otro lugar. Si los seres de dimensiones superiores hundiesen sus “dedos” en nuestro Universo, parecerían ser burbujas de carne que flotan sobre nosotros y se unen y separan constantemente. Y por último, si fuésemos arrojados al hiperespacio, veríamos un conjunto de esferas, burbujas, y poliedros que aparecen de pronto, cambiando constantemente de color y forma, y que desaparecen misteriosamente. La gente de superiores dimensiones, por esto, tendría poderes similares a los de un dios: podría caminar a través de los muros, desaparecer y aparecer a voluntad, entrar en las cámaras acorazadas, y ver a través de los edificios. Serían omniscientes y omnipotentes. No es sorprendente que la especulación sobre seres de dimensiones superiores haya suscitado un enorme interés literario y artístico en los últimos 100 años.
Místicos y matemáticos
Fyodor Dostoyevsky, en Los Hermanos Karamazov, coloca a su protagonista Iván Karamazov especulando sobre la existencia de dimensiones superiores y geometrías no Eucledianas durante una discusión sobre la existencia de Dios. En “El Hombre Invisible” de H. G. Wells, la fuente de la invisibilidad era su capacidad de manipular la cuarta dimensión. Incluso Oscar Wilde hace referencia a la cuarta dimensión en su obra El Fantasma de Canterville como el hogar de los fantasmas.
La cuarta dimensión también aparece en trabajos literarios de Marcel Proust y Joseph Conrad; inspiró algunas obras musicales de Alexander Scriabin, Edgar Varege, y George Antheil. Fascinó a diversas personalidades como el psicólogo William James, la figura literaria Gertrude Stein, y el revolucionario socialista Vladimir Lenin. Lenin incluso mantuvo una polémica sobre la N-ésima dimensión con el filósofo Ernst Mach en su Materialismo y Empiriocriticismo. Lenin elogiaba a Mach, quien “había planteado la importante y útil de un espacio de n-dimensiones como un espacio concebible”, pero lo condenó a trabajos forzados ya que el Zar solo podía ser derrocado en la tercera dimensión.
Los artistas han estado particularmente interesados en la cuarta dimensión debido a las posibilidades de descubrir nuevas leyes de perspectiva. En la Edad Media, el arte religioso era distinto por su deliberada carencia de perspectiva. Siervos, campesinos, y reyes eran dibujados como si fuesen planos, de la misma forma en que los niños dibujan gente.
Dado que Dios era omnipotente y por esto podía ver todas las partes del mundo a la vez, el arte tenía que reflejar su punto de vista, por esto el mundo se pintaba bidimensionalmente. El arte Renacentista fue una revolución contra esta perspectiva plana centrada en Dios. Majestuosos y realistas paisajes y gente tridimensional fueron dibujados desde el punto de vista del ojo humano, con las líneas de perspectiva desapareciendo en el horizonte. El arte del Renacimiento reflejaba el modo en que el ojo humano veía el mundo, desde el singular punto de vista del observador. En otras palabras, el arte del Renacimiento descubrió la tercera dimensión. Con el comienzo de la Edad Contemporánea y el capitalismo, el mundo artístico se volvió en contra del frío materialismo que parecía dominar la sociedad industrial. Para los cubistas, el positivismo era una camisa de fuerza que nos confinaba a lo que podía ser medido en un laboratorio, suprimiendo los frutos de nuestra imaginación. Preguntaron: ¿Por qué el arte debe ser clínicamente “realista”?. Esta “revolución” contra la perspectiva Cubista aprovechó la cuarta dimensión debido a que tocaba la tercera dimensión desde todas las perspectivas posibles. En una palabra, el arte Cubista adoptó la cuarta dimensión. Las pinturas de Picasso son un espléndido ejemplo, mostrando un claro rechazo por la perspectiva tridimensional, con rostros de mujeres vistos desde distintos ángulos simultáneamente.
En lugar de un punto de vista único, las pinturas de Picasso muestran múltiples perspectivas, como si estuviese pintando desde la cuarta dimensión, capaz de ver todas las perspectivas a la vez. Como ha escrito la historiadora del arte Linda Henderson, “la cuarta dimensión y la geometría no Euclediana emergen como una los temas más importantes unificando gran parte de la teoría y el arte moderno”.
Unificando las cuatro fuerzas
Históricamente, los físicos han desechado la teoría de las dimensiones superiores debido a que no podían ser medidas, ni tenía ningún uso particular. Pero para comprender cómo añadiendo dimensiones superiores podemos, de hecho, simplificar problemas físicos, piensa en el siguiente ejemplo. Para los antiguos egipcios, el tiempo era un completo misterio. ¿Qué causaba las estaciones?. ¿Por qué hacía más calor a medida que viajabas hacia el Sur?. El tiempo era algo imposible de explicar para el limitado punto de vista de los antiguos egipcios, para quienes la Tierra parecía lisa, como un plano bidimensional.


Pero ahora imagina que enviamos a los egipcios en un cohete al espacio exterior, donde pueden ver la Tierra de forma pura y completa en su órbita alrededor del Sol. De pronto, las respuestas a sus preguntas se vuelven obvias. Desde el espacio exterior, está clara la inclinación de 23 grados de la Tierra sobre su eje en su órbita alrededor del Sol. Debido a esta inclinación, el hemisferio norte recibe mucha menos luz solar durante una parte de su órbita que durante otra. De aquí que tengamos invierno y verano. Y dado que el ecuador recibe más luz solar en media que las regiones polares norte y sur, notamos más calor cuanto más nos acercamos al ecuador.
En resumen, las confusas leyes del tiempo son fáciles de comprender una vez vista la Tierra desde el espacio. Por esto, la solución al problema es ir al espacio, a la tercera dimensión. Hechos que nos son imposibles de comprender en un mundo plano de pronto se convierten en obvios cuando vemos un dibujo unificado de una Tierra tridimensional.
Las cuatro fuerzas fundamentales
De forma análoga, el actual nerviosismo sobre las dimensiones superiores es debido a que pueden tener la clave para la unificación de todas las fuerzas. La culminación de 2000 años de meticulosas observaciones es darnos cuenta que nuestro Universo está gobernado por cuatro fuerzas fundamentales. Estas cuatro fuerzas, además, pueden ser unificadas en un espacio de dimensiones superiores. La luz, por ejemplo, puede verse como una simple vibración en la quinta dimensión. Las otras fuerzas de la naturaleza pueden verse como vibraciones en dimensiones sucesivamente superiores. A primera vista, sin embargo, las cuatro fuerzas fundamentales parecen no guardar ningún parecido entre sí. Son éstas:
La gravedad es la fuerza que mantiene nuestros pies anclados a la Tierra rotante y mantiene unido el Sistema Solar y la Galaxia. Sin gravedad, seríamos inmediatamente arrojados al espacio exterior a 1600 kilómetros por hora. Además, sin una gravedad que mantuviese al Sol cohesionado, explotaría en un catastrófico estallido de energía.
El Electromagnetismo es la fuerza que ilumina nuestras ciudades y da energía a nuestros electrodomésticos. La revolución electrónica, que nos ha dado las bombillas, la TV, el teléfono, los ordenadores, la radio, el radar, los microondas, y lavavajillas es un subproducto de la fuerza electromagnética.
La fuerza nuclear fuerte es la fuerza que da energía al Sol. Sin la fuerza nuclear, las estrellas dejarían de brillar y los cielos se volverían oscuros. La fuerza nuclear no solo hace posible la vida en la Tierra, es también la devastadora fuerza liberada por la bomba de hidrógeno, que puede ser comparada con un trozo de Sol traído a la Tierra. La fuerza nuclear débil es la responsable de la descomposición radiactiva que involucra a los electrones. La fuerza débil es aprovechada en los hospitales modernos en forma de escáneres radiactivos usados en medicina nuclear. La fuerza débil también causó estragos en Chernobyl. Históricamente, siempre que los científicos aclararon los secretos de una de las cuatro fuerzas fundamentales, esto alteró irrevocablemente el curso de la civilización moderna, desde el dominio de la mecánica y la física Newtoniana en el siglo XVIII, al aprovechamiento del electromagnetismo del siglo XIX, y por fin el descubrimiento de la fuerza nuclear en el siglo XX. En cierto sentido, se puede encontrar el origen de algunos de los mayores avances de la historia de la ciencia por el gradual conocimiento de estas cuatro fuerzas fundamentales. Algunos incluso han proclamado que el progreso de los últimos 2000 años de la ciencia se puede comprender como el sucesivo dominio de estas cuatro fuerzas fundamentales. Dada la importancia de estas cuatro fuerzas fundamentales, la siguiente pregunta es: ¿Pueden unirse en una Superfuerza?. ¿Son manifestaciones de una realidad más profunda?. Dada la infructuosa búsqueda que ha confundido a los ganadores del Premio Nobel del mundo durante medio siglo, la mayoría de los físicos están de acuerdo en que la Teoría del Todo debe ser un punto de partida radical para todo lo que se ha intentado previamente. Por ejemplo, Niels Bohr, fundador de la teoría atómica moderna, en una ocasión escuchó una explicación de la versión de la Teoría de Campo Unificada de Wolfgang Pauli. Frustrado, Bohr por fin se levantó y dijo, “Estamos todos de acuerdo en que su teoría es absolutamente descabellada. Pero estamos divididos sobre si su teoría es lo bastante descabellada”.
Hoy día, sin embargo, tras décadas de salidas falsas y frustrantes callejones sin salida, muchos de los principales físicos del mundo creen que por fin tenemos la teoría “lo bastante descabellada” para ser la Teoría de Campo Unificado. Hay una creencia bastante extendida (aunque de ninguna manera unánime) en los principales laboratorios de investigación del mundo de que hemos encontrado finalmente la Teoría del Todo.





Teoría de Campo en dimensiones superiores
Para ver cómo nos ayudan las dimensiones superiores a unificar las leyes de la naturaleza, los físicos usan la herramienta matemática llamada “Teoría de Campo”. Por ejemplo, el campo magnético de un imán se parece a una tela de araña que llena todo el espacio. Para describir el campo magnético, introducimos el campo, series de números definidos en cada punto del espacio que describen la intensidad y dirección de la fuerza en ese punto. James Clerk Maxwell, en el último siglo, demostró que la fuerza electromagnética se puede describir mediante 4 números en cada punto en un espacio-tiempo de cuatro dimensiones (marcados como A_1, A_2, A_3, A_4 ). Estos cuatro números, además, obedecen a un conjunto de ecuaciones (llamadas Ecuaciones de Campo de Maxwell).
Para la fuerza gravitatoria, Einstein demostró que el campo requería un total de 10 números en cada punto para cuatro dimensiones. Estos 10 números se pueden reunir en un vector. (Debido a que g_12 = g_21, solo 10 de los 16 números contenidos en el vector son independientes). El campo gravitatorio, además, obedece a las Ecuaciones de Campo de Einstein. La idea clave de Theodore Kaluza en los años 20 fue escribir una Teoría de la Gravedad de 5 dimensiones. En 5 dimensiones, el campo gravitacitorio tiene 15 números independientes, los cuales se pueden ordenar en un vector de 5 dimensiones. Kaluza entonces redefinió la quinta fila y columna del campo gravitatorio para que fuese el campo electromagnético de Maxwell. La característica verdaderamente maravillosa de esta construcción es que la Teoría de la Gravedad en 5 dimensiones se redujo precisamente a la Teoría de la Gravedad original de Einstein más la Teoría de la Luz de Maxwell. En otras palabras, añadiendo la quinta dimensión, habíamos unificado de forma trivial la luz y la gravedad. Eso significaba que la luz ahora era vista como vibraciones en la quinta dimensión. En cinco dimensiones, tenemos “suficiente espacio” para unificar la luz y la gravedad.
Este truco se extendió con facilidad. Por ejemplo, si generalizamos la teoría a N dimensiones, entonces el campo gravitacional de la dimensión N puede separarse en diferentes partes. Ahora está surgiendo una generalización del campo electromagnético, llamada “Campo de Yang-Mills”, que se sabe que describe las fuerzas nucleares. Las fuerzas nucleares, además, pueden verse como vibraciones de un espacio de dimensión superior. En una palabra, añadiendo más dimensiones, somos capaces de describir más fuerzas. De forma análoga, añadiendo dimensiones superiores y adornando aún más esta aproximación (con algo llamado supersimetría), podemos explicar todo el zoológico de partículas que se han descubierto en los últimos 30 años, con estrambóticos nombres como quarks, neutrinos, muones, gluones, etc. Aunque las matemáticas requeridas para extender la idea de Kaluza han alcanzado cotas realmente elevadas, incluso para los matemáticos profesionales, la idea básica que subyace en la unificación sigue siendo sorprendentemente simple: las fuerzas de la naturaleza pueden verse como vibraciones en un espacio de dimensión superior.
¿Qué pasó antes del Big Bang?
Una ventaja de tener una teoría de todas las fuerzas es que podríamos ser capaces de resolver algunos de las espinosas preguntas que llevan años en la física, tales como el origen del Universo, y la existencia de “Agujeros de Gusano” e incluso máquinas del tiempo. La Teoría de Supercuerdas de 10 dimensiones, por ejemplo, nos da una explicación convincente del origen del Big Bang, la explosión cósmica que tuvo lugar hace 15 o 20 mil millones de años, y que arrojó las estrellas y galaxias en todas direcciones. En esta teoría, el Universo comenzó originalmente como un Universo perfecto de 10 dimensiones sin nada en él. Al principio, el Universo estaba completamente vacío. Sin embargo, este Universo de 10 dimensiones no era estable. El espacio-tiempo original de 10 dimensiones finalmente se “rompió” en dos partes, un Universo de 4 y 6 dimensiones. El Universo hizo el “salto cuántico” a otro Universo en el cual 6 de las 10 dimensiones colapsaron y se enroscaron en una diminuta pelota, permitiendo a las restantes 4 dimensiones explotar hacia el exterior a una enorme tasa.
El Universo de cuatro dimensiones (nuestro mundo) se expandió a gran velocidad, creando el Big Bang, mientras el Universo de se envolvía en sí mismo en una minúscula pelota y se encogía hasta un tamaño infinitesimal. Esto explica el origen del Big Bang. La actual expansión del Universo, que podemos medir con nuestros instrumentos, es un efecto colateral de un colapso cataclísmico superior: la ruptura de un Universo de 10 dimensiones en un Universo de 4 y 6 dimensiones.
En principio, esto también explicaría por qué no podemos medir el Universo de 6 dimensiones, debido a que se ha encogido a un tamaño mucho menor que el de un átomo. De esta manera, ningún experimento de la Tierra podría medir el Universo de 6 dimensiones debido a que se ha enroscado en una pelota demasiado pequeña como para ser analizada incluso por los instrumentos más potentes. (Esto será una decepción para quienes desearían visitas estas dimensiones superiores durante su vida. Estas dimensiones son demasiado pequeñas para entrar en ellas).
¿Máquinas del tiempo?
Otro antiguo misterio es el que concierne a los Universos paralelos y el viaje en el tiempo. De acuerdo con la Teoría de la Gravedad de Einstein, el espacio-tiempo puede visualizarse como un tejido que se estira y distorsiona por la presencia de materia y energía. El campo gravitatorio de un agujero negro, por ejemplo, puede visualizarse como un embudo, con una estrella muerta colapsada en el centro. Cualquiera lo bastante desafortunado como para acercarse demasiado al embudo cae de forma inexorable en él y es aplastado hasta la muerte. Un misterio, sin embargo, es que de acuerdo con las Ecuaciones de Einstein, el embudo de un agujero negro necesariamente conecta nuestro Universo con un Universo Paralelo. Además, si el túnel conecta nuestro Universo con nuestro mismo Universo, entonces tenemos un “Agujero de Gusano”. Estas anomalías no molestaron a Einstein debido a que se pensaba que el viaje a través del cuello del embudo, llamado “puente de Einstein-Rosen”, sería imposible (debido a que cualquiera que cayese en el agujero negro moriría).
Sin embargo, con el paso del tiempo físicos como Roy Kerr y Kip Thorne del Instituto de Tecnología de California han encontrado nuevas soluciones a las ecuaciones de Einstein en las cuales el campo gravitacional no se hace infinito en el centro, es decir, que en principio una nave podría viajar a través del puente Einstein-Rosen a un Universo alternativo (o a una zona distante de nuestro propio Universo) sin ser destrozado por el intenso campo gravitatorio. (Este agujero de gusano es, de hecho, la representación matemática del Espejo de Alicia).
Incluso más fascinante es que estos agujeros de gusano pueden verse como máquinas del tiempo. Dado que los dos extremos de un agujero de gusano pueden conectar dos eras temporales, Thorne y sus colegas han calculado las condiciones necesarias para entrar en el agujero negro en una época y salir al otro extremo en otra época distinta. (Thorne no se intimida ante el hecho de que la cantidad de energía necesaria para abrir un puente de Einstein-Rosen supera la de una estrella, y por esto está más allá de los límites de la tecnología actual. Pero para Thorne, esto es solo un pequeño detalle para los ingenieros de una civilización lo bastante avanzada ¡del espacio exterior!). Thorne incluso da la idea general de lo que parecería una máquina del tiempo cuando se construyese. (Imagina, sin embargo, el caos que se podría producir si las máquinas del tiempo fuesen tan comunes como los coches. Los libros de historia no podrían escribirse. Miles de entrometidos estarían constantemente volviendo atrás en el tiempo para eliminar a los ancestros de sus enemigos, para cambiar el resultado de la Primera y Segunda Guerra Mundial, salvar la vida de John Kennedy y Abraham Lincoln, etc. La “historia” tal y como la conocemos sería imposible, dejando sin trabajo a los historiadores profesionales. Con cada giro del mando de la máquina del tiempo, la historia cambiaría como arena arrastrada por el viento). Otros físicos, sin embargo, como Steven Hawking, dudan del viaje en el tiempo. Argumentan que los efectos cuánticos (como los intentos campos de radiación del embudo) pueden cerrar el puente de Einstein-Rosen. Hawking incluso adelantó una “prueba” experimental de la imposibilidad de las máquinas del tiempo (es decir, sí existieran, estaríamos siendo visitados por turistas del futuro).
Esta controversia ha generado recientemente una oleada de artículos en la literatura física. El problema esencial es que aunque las ecuaciones de Einstein para la gravedad permiten el viaje en el tiempo, también colapsan cuando nos aproximamos a un agujero negro, y los efectos cuánticos, como la radiación, toman el mando. Pero para calcular si estas correcciones cuánticas son lo bastante intentas para cerrar el puente Einstein-Rosen, se necesita por fuerza una Teoría de Campo Unificado que incluya ambas, la Teoría de la Gravedad de Einstein y también la Teoría Cuántica de la Radiación. Por lo que tenemos la esperanza de que pronto estas preguntas puedan resolverse de una vez por todas mediante una Teoría de Campo Unificado. Ambos lados del debate sobre el viaje en el tiempo reconocen que finalmente esta cuestión se verá resuelta por la Teoría del Todo.


Recrear la creación
Aunque la Teoría de Supercuerdas de 10 dimensiones ha sido reconocida como el descubrimiento más fascinante en la física teórica de las últimas décadas, sus críticos se han centrado en su punto más débil, es casi imposible de comprobar. La energía a la que las cuatro fuerzas fundamentales se unen en una sola fuerza unificada tiene lugar a la fabulosa “energía de Planck”, la cual es un trillón de veces mayor que la energía que encontramos en un protón. Incluso si todas las naciones de la Tierra estuviesen unidas y construyesen el mayor acelerador de partículas de la historia, seguiría sin ser suficiente para comprobar la teoría. Debido a esto, algunos físicos han ridiculizado la idea de que la Teoría de Supercuerdas pueda ser considerada una “teoría” legítima. El Premio Nobel Sheldon Glashow, por ejemplo, ha comparado la Teoría de Supercuerdas con el programa de la Guerra de las Galaxias del anterior Presidente Reagan (debido a que es inestable y absorbe el talento de los mejores científicos). La razón por la que la teoría no puede ser comprobada es bastante simple. La Teoría del Todo es necesariamente una Teoría de la Creación, es decir, debe explicar todo desde el origen del Big Bang hasta los lirios del campo. Toda su potencia se pone de manifiesto en el instante del Big Bang, donde todas las simetrías estaban intactas. Comprobar esta teoría, además, significa recrear la Creación en la Tierra, lo cual es imposible con la actual tecnología. (Los críticos aplican esto, de hecho, a cualquier Teoría de la Creación. El filósofo David Hume, por ejemplo, creía que una Teoría científica de la Creación era filosóficamente imposible. Esto era debido a que la Fundación de Ciencia contaba con la reproducibilidad, y la creación es un evento que nunca puede ser reproducido en el laboratorio).
Aunque es desalentador, una pieza del puzzle puede ser suministrada por el Supercolisionador de Superconducción (Superconducting Supercollider o (SSC)), el cual, si se construye, será el acelerador de partículas más grande del mundo. El SSC (que parece que será cancelado por el Congreso) está diseñado para acelerar protones a la asombrosa energía de decenas de miles de billones de electrón-voltios. Cuando estas partículas subatómicas chocan unas con otras a estas fantásticas energías dentro del SSC, se generarán unas temperaturas que no se han visto desde el instante de la Creación. Por esto a veces es llamada “ventana a la Creación”. Con un coste de 8 a 10 mil millones de dólares, el SSC consta de un anillo de potentes imanes extendidos a lo largo de un tubo de 75 kilómetros de longitud. De hecho, uno podría colocar fácilmente la circunvalación de Washington, que rodea Washington D.C., dentro del SSC. Cuando sea construido, si lo es, los físicos esperan que encuentre exóticas partículas subatómicas para completar nuestra comprensión actual de las cuatro fuerzas. Sin embargo, también tenemos la pequeña posibilidad de que los físicos descubran partículas “supersimétricas”, que podrían ser vestigios de la Teoría de Cuerdas Original. En otras palabras, aunque la Teoría de Supercuerdas no puede ser comprobada directamente por el SSC, se espera encontrar resonancias de la Teoría de Supercuerdas entre los restos creados por los protones despedazados a energías desconocidas desde el Big Bang.

Autor: Dr. Michio Kaku

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