lunes, 19 de septiembre de 2016

EFECTOS Y RIESGOS DEL CONSUMO DE ALCOHOL

EFECTOS Y RIESGOS DEL CONSUMO DE ALCOHOL




El alcohol es la droga más consumida en nuestro entorno sociocultural, de la que más se abusa y la que más problemas sociales y sanitarios causa (accidentes de tráfico y laborales, malos tratos, problemas de salud, etc.).

Es un depresor del sistema nervioso central que adormece progresivamente el funcionamiento de los centros cerebrales superiores, produciendo desinhibición conductual y emocional. No es un estimulante, como a veces se cree; la euforia inicial que provoca se debe a que la primera acción inhibidora se produce sobre los centros cerebrales responsables del autocontrol.

Las bebidas alcohólicas se clasifican básicamente en dos grupos en función de su proceso de elaboración:

Bebidas fermentadas: Proceden de la fermentación de los azúcares contenidos en diferentes frutas (uvas, manzanas, etc.). Son, características de este grupo, la cerveza, la sidra y el vino. Su graduación alcohólica oscila entre 4º y 12º. Su descubrimiento fue casual, como resultado de la putrefacción natural de frutas almacenadas.

Bebidas destiladas: Resultan de la depuración de las bebidas fermentadas, para obtener mayores concentraciones de alcohol. Se trata de bebidas como el whisky, el vodka, la ginebra o el ron, y oscilan entre 40º y 50º. La destilación fue inventada en el siglo VII por los alquimistas árabes, de quienes procede el nombre de la sustancia, al-khol.

En los años noventa aparecieron en el Reino Unido unas nuevas bebidas conocidas como alcopops, consistentes en refrescos a los que se ha añadido alcohol. Su contenido alcohólico va de los 4º a los 15º. Actualmente extendidos por toda Europa, en España se comercializan con nombres como John Lemon.

La graduación de una bebida indica el volumen de alcohol etílico que contiene. Así, una botella de vino de 12º contiene un 12% de alcohol puro.

El alcohol, aun en dosis pequeñas, tiene una influencia muy negativa en la conducción. En todos los países desarrollados se hacen grandes esfuerzos para mentalizar a los conductores sobre los graves riesgos que para el tráfico entraña la conducción bajo los efectos del alcohol.

Si tienes un accidente y das positivo, la compañía aseguradora de tu coche se 'lavará las manos'. Además puede haber repercusiones legales y a la multa se pueden sumar la retirada del permiso de conducir y hasta el ingreso en prisión. Pero a pesar de todo, casi la mitad de los accidentes mortales de tráfico están provocados por el alcohol.

En España mueren cada año 12.000 personas a causa de enfermedades o accidentes ocasionados o favorecidos por el consumo de bebidas alcohólicas. En Europa, el abuso de alcohol es responsable de una de cada cuatro muertes entre jóvenes varones de 15 a 29 años, fundamentalmente en accidentes de tráfico ocasionados por personas que conducen bajo los efectos del alcohol. Por esta causa mueren cada año en Europa 57.000 jóvenes.

Sin embargo, en términos generales, el consumo de alcohol está disminuyendo en la población española desde la década de los ochenta, gracias, entre otras razones, a una percepción social más clara sobre sus repercusiones sanitarias.

Los efectos del alcohol dependen de diversos factores. Podemos citar diez factores que influyen en la alcoholemia:

La cantidad y el grado de alcohol de la bebida.

El peso. Los efectos son mayores en las personas de menos peso.

El sexo y naturaleza. A igual peso y cantidad de alcohol, la mujer presenta, generalmente, un nivel de alcoholemia más elevado que el hombre.

La alimentación, tanto el tipo como la cantidad de alimento. El estómago lleno, sobre todo de alimentos grasos, dificulta la intoxicación.

El tiempo transcurrido desde la última ingesta.

La mezcla del alcohol con medicamentos, que potencian sus efectos tóxicos.
La cantidad y rapidez de la ingesta. La costumbre de beber alcohol moderadamente y con frecuencia hace que se tarde más en sobrepasar el límite de seguridad. A más alcohol en menos tiempo, mayor intoxicación.

La fatiga, la emotividad, la angustia, el embarazo o la menstruación y el consumo en horas nocturnas potencian los efectos del alcohol.

La edad. Beber alcohol mientras el organismo todavía se encuentre madurando, es especialmente nocivo. Los menores de 25 años y los mayores de 60 son más vulnerables al alcohol.
La combinación con bebidas carbónicas (tónica, Coca Cola, etc.), que aceleran la intoxicación.


     
imagen de un borracho conduciendo
       Imagen cedida por la Dirección General de Tráfico


Viaje del alcohol por el cuerpo

ABSORCIÓN. El alcohol se absorbe desde el estómago, intestino delgado y colon y pasa a la sangre: con el estómago vacío, en apenas 30 minutos; con alimentos, la mayor concentración se produce a la hora o a la hora y media. La asimilación es más rápida conforme más grados tiene la bebida. Las bebidas gaseosas aceleran la absorción del alcohol por el organismo.

DISTRIBUCIÓN. El alcohol es hidrosoluble y, a través de la sangre, se distribuye uniforme y rápidamente por todos los tejidos del organismo.

METABOLIZACIÓN. Entre el 90 y 98 por 100 se metaboliza (oxida) casi exclusivamente en el hígado; el resto, a través de la orina, el sudor o la respiración.

ELIMINACIÓN. El ritmo de eliminación es constante: 120 mili-gramos por kilogramo de peso y por hora (unos 8-12 mililitros por hora). El hígado elimina el alcohol ingerido en una proporción de entre el 90 y el 98%. El ritmo de destrucción del alcohol es 6-7 gr. /hora, en un ritmo constante e independiente del grado de alcoholemia.



Imagen cedida por La Dirección General de Tráfico


Tasas de alcohol en sangre y aire espirado

En España no podrán circular por las vías objeto de la legislación sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial, los conductores de vehículos ni los conductores de bicicletas con una tasa de alcohol en sangre superior a 0,5 gramos por litro, o de alcohol en aire espirado superior a 0,25 miligramos por litro.

Cuando se trate de vehículos destinados al transporte de mercancías con un masa máxima autorizada superior a 3.500 kilogramos, vehículos destinados al transporte de viajeros de más de nueve plazas, o de servicio público, al transporte escolar y de menores, al de mercancías peligrosas o de servicios de urgencia o transportes especiales, los conductores no podrán hacerlo con una tasa de alcohol en sangre superior a 0,3 gramos por litro, o de alcohol en aire espirado de 0,15 miligramos por litro.

Los conductores de cualquier vehículo no podrán superar la tasa de alcohol en sangre de 0,3 gramos por litro, ni de alcohol en aire espirado de 0,15 miligramos por litro, durante los dos años siguientes a la obtención del permiso o licencia que les habilita para conducir. A estos efectos, sólo se computará la antigüedad de la licencia de conducción cuando se trate de la conducción de vehículos para los que sea suficiente dicha licencia.

Si das positivo puedes requerir una prueba de sangre u orina en un centro al que serás trasladado. Si el resultado vuelve a ser positivo, deberás pagar tú mismo el análisis y si es negativo correrá a cargo de la administración.

Para medir la tasa de alcoholemia, antes se empleaba el alcoholímetro y ahora se utiliza el etilómetro. El primero calcula el alcohol en sangre, mientras que el segundo lo hace en aire expirado.


Relación entre la tasa de alcohol y los conductores obligados a someterse a als pruebas




Ejemplo de tasas según el peso de la persona:





Una lata de cerveza tiene casi la misma cantidad de alcohol que un 'cubata'. La razón está en que contiene una mayor cantidad de líquido. Las cervezas 'sin alcohol' sí que lo llevan. Lo que pasa es que no hay obligación de expresar el contenido alcohólico si éste es inferior al 1,2%.

Se llama “unidad de bebida estándar” (UBE) a la cantidad de alcohol contenida en un vaso de vino o en una caña de cerveza (alrededor de 12.5 centímetros cúbicos de alcohol puro). La investigación ha establecido un número de UBE’s a partir del cual existe evidencia de riesgo para la salud. A lo largo de una semana, tales cantidades son las siguientes: 35 unidades para los hombres y 20 para las mujeres. Se recomienda no pasar de 21 unidades a los hombres y de 14 a las mujeres.




Concentración de alcohol y efectos sobre el cuerpo

Los efectos psicológicos que produce el alcohol son: desinhibición, euforia, relajación, aumento de la sociabilidad, dificultades para hablar, dificultad para asociar ideas y descoordinación motora.

Dependen de la tasa de alcoholemia:

Entre 0’15 y 0,5 g/l disminuyen los reflejos, la capacidad para apreciar las distancias, trastornos motores y euforia, desinhibición, perturbaciones leves en la conducta. El riesgo de accidentes de tráfico se multiplica hasta por 3.

De 0’8 a 1’5 g/l, se pasa a comportamientos de confusión, desorientación e incoordinación.
Aparecen cansancio, fatiga y pérdida de la agudeza visual. El riesgo de accidentes se multiplica hasta por 9.

A partir de 1’50 g/l, se alcanza el estado de embriaguez. El riesgo de accidente llega a multiplicarse por 15.

A más de 2 g/l, la confusión y la incoordinación motora hacen que el individuo pierda su autonomía de marcha.

A partir de 3 g/l, se produce un estado de apatía y desestimulación, alcanzándose el estado de coma a partir de los 4-5 gr/l.

Además de una intensa dependencia psicológica, sentida como necesidad apremiante de beber alcohol, el abuso regular puede provocar pérdida de memoria, dificultades cognitivas y demencia alcohólica.

Puede producirse también tolerancia y dependencia física, con un síndrome de abstinencia caracterizado por ansiedad, temblores, insomnio, náuseas, taquicardia e hipertensión, que puede desembocar en un delirium tremens si no se recibe tratamiento adecuado.

En el plano orgánico, el abuso crónico de alcohol está asociado a diversos problemas de salud: gastritis, úlcera gastroduodenal, cirrosis hepática y cardiopatías.
Efectos del alcohol en la conducción:

Los efectos psicológicos producidos por el alcohol hacen que, cuando se conduce, no sólo no se sea consciente de la disminución de las facultades sino que se sienta todo lo contrario. Pero estas merman, agravándose el problema con el aumento de alcoholemia. Se produce:
Dificultad para percibir el color rojo (de frenado, semáforos, señalizaciones de obras).
Dificultad para acomodar la vista a la luz y a la oscuridad y a los cambios de luz (autopistas, cruces, túneles, etc.)

Apreciación inexacta/equivocada de las distancias (adelantamientos, entrada en curva, no respetar distancia de seguridad, etc.).

Disminución del campo visual. La visión normal del ojo humano disminuye, quedando reducido el ángulo del campo visual, por lo que se pierden los estímulos que están en los laterales (cruces). Aumento del tiempo de reacción.

Disminución de los reflejos y aumento del tiempo de reacción. Aumenta la distancia recorrida desde que el conductor percibe la señal hasta que actúa sobre los mandos del vehículo (al frenar ante un peligro, si se ha bebido, se recorre un 10% más de distancia: esos metros pueden ser mortales).

Perturbación del sentido del equilibrio.

Imprecisión en los movimientos

Disminución de la resistencia física y aumento de la fatiga.

Euforia, sentimientos de invulnerabilidad, subestimación del riesgo, sentimientos de impaciencia y agresividad y disminución de la capacidad de atención.


La euforia que produce el alcohol no permite apreciar muchos de sus efectos negativos, por eso no se tiene conciencia del peligro que se corre, y que se hace correr a los demás, cuando se conduce después de haber bebido. 



Imagen cedida por la Dirección General de Tráfico










La venta de alcohol es legal en nuestro país, existiendo limitaciones relacionadas con la edad, ya que se prohíbe su venta a menores de 18 años.

Según datos del Observatorio Español sobre Drogas (OED) los jóvenes de 20 a 24 años son los que con mayor frecuencia se emborrachan. Pero los jóvenes de 15 a 20 años afirman que se han emborrachado en alguna ocasión.

Alrededor de un millón de españoles bebe alcohol en exceso los días laborables (más de 7 unidades diarias entre los varones y más de 5 entre las mujeres). De ellos, 263.000 beben alcohol en tales cantidades que se sitúan próximos al alcoholismo. Estos porcentajes se están reduciendo en los últimos años. Alrededor de 1.300.000 personas se emborrachan los fines de semana en nuestro país, con 285.000 haciendo un consumo de alto riesgo. El porcentaje más elevado de bebedores abusivos de fin de semana se encuentra entre los 20-24 años con un 16,2 %, seguido de los 25-29 años con 12,2%.

Entre los estudiantes españoles de 14 a 18 años, el 76% ha bebido alcohol en alguna ocasión y el 58% durante el último mes. La edad media del primer consumo de alcohol se sitúa en los 13.6 años, cifra que para el comienzo en el consumo semanal es de 14.8 años. Alrededor del 40% se ha emborrachado en alguna ocasión, rondando el 20% quienes lo han hecho durante el último mes .En términos generales, la evolución es positiva con un descenso importante respecto a 1994.

Uno de cada cuatro escolares de 14 a 18 años reconoce problemas asociados al abuso de alcohol, sobre todo peleas y accidentes. Un porcentaje similar ha viajado como pasajero en un vehículo conducido por alguien bajo los efectos del alcohol. Los estudiantes de 14-18 años beben sobre todo cerveza y combinados, con una tendencia creciente al consumo de licores de fuerte graduación. Su consumo se produce, fundamentalmente, en espacios públicos, con el grupo de amigos, durante las noches de los fines de semana.

Aunque se trata de la sustancia que genera más problemas sociales y de salud en nuestra sociedad, es objeto de una gran tolerancia social. En estas condiciones, no son de extrañar los altos niveles de consumo y la precocidad de las edades de inicio. Impulsar la prevención desde edades tempranas y reducir la tolerancia hacia su uso deben ser tareas urgentes para la familia, la escuela y el conjunto de la sociedad.
Las infracciones administrativas y penales

Los datos que desde ahora se muestran proceden del Ministerio del Interior (2009)

Conducir bajo los efectos del alcohol o cualquier sustancia estupefaciente se considera una infracción muy grave. La multa oscila desde 302 euros a 602 euros, con posibilidad de suspensión del permiso o licencia hasta tres meses.

El Código Penal castiga como autor de un delito de desobediencia grave al conductor que se niegue a someterse a las pruebas de control de alcoholemia o de otras drogas, requeridas por la autoridad competente. No podemos olvidar que el 37.4% de los conductores fallecidos a los que se hicieron análisis de alcoholemia, dieron positivo.

Las infracciones penales están recogidas en los artículos:

Artículo 379.
El que condujere un vehículo a motor o un ciclomotor bajo la influencia de drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas o de bebidas alcohólicas será castigado con la pena de prisión de tres a seis meses o multa de seis a 12 meses y, en su caso, trabajos en beneficio de la comunidad de 31 a 90 días y, en cualquier caso, privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores por tiempo superior a uno y hasta cuatro años.

Artículo 380.
El conductor que, requerido por el agente de la autoridad, se negara a someterse a las pruebas legalmente establecidas para la comprobación de los hechos descritos en el artículo anterior, será castigado como autor de un delito de desobediencia grave, previsto en el artículo 556 de este Código.



Mitos para ocultar la alcoholemia

Muchas personas intentan reducir la tasa de alcoholemia antes de coger el volante utilizando trucos que responden, en la mayoría de los casos, a errores extendidos en la población que no producen el efecto deseado. Analizaremos alguno de ellos:

Si comes cuando bebes te emborrachas menos. Es un mito a medias. Lo único cierto es que el que come con alcohol tarda más tiempo en apreciar sus efectos que el que se lo toma sin haber ingerido ningún alimento, que apreciará sus consecuencias de forma casi inmediata.

El grano de café. No es efectivo porque el grano absorbe el alcohol que se encuentra en la saliva, mientras que el alcoholímetro de los agentes mide el alcohol que está en los pulmones.

Salir del coche y ponerse a correr. El ejercicio físico aumenta la velocidad de metabolización del alcohol, pero esto no se aprecia hasta pasadas al menos dos horas.

Tomar Almax. Este medicamento es un protector de la mucosa gástrica. Evita que algunas sustancias se absorban por el estómago y al igual que ocurre cuando se bebe y a la vez se come algo, retarda los efectos de la bebida. Pero los alcoholímetros miden el alcohol que se encuentra en los pulmones.

Ingerir aceite. Retarda la absorción del alcohol, pero no altera la medición que se hace de los pulmones. Tiene efectos laxantes a las dos horas de tomarse unas cucharadas.
Beber agua. No tiene fundamento, porque no ayuda a diluir el alcohol.

Comer hierba. Es sólo un laxante. No tiene valor alguno.

Pasta de dientes. Tampoco tiene ninguna utilidad.

Vomitar. Lo único que se consigue es eliminar el alcohol del estómago, pero no el que está en los pulmones.

El alcohol con azúcar emborracha más. Falso. El azúcar no altera el metabolismo del alcohol.

Beber con una pajita es más embriagador. No es cierto. Sólo que con una pajita se ingiere el alcohol más rápidamente que sorbo a sorbo de tal manera que los efectos de la bebida se aprecian antes.

Tomar el aire, sudar o darse una ducha fría antes de coger el coche no reduce la borrachera.

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